jueves, 20 de noviembre de 2014

Hipertextualidad Y Multimedialidad



Hipertextualidad.


Son varios autores los que han definido a lo largo de la historia hipertexto e hipertextualidad a través de estudios. Para Ramón Salaverria el término “hipertexto” es el documento, esa estructura discursiva, que surge de la actividad hipertextual. Es un documento poliformo que se construye enlazando distintas piezas textuales y/o audiovisuales, interconectadas entre sí gracias a la tecnología digital.

Sin embargo, quien acuñó la palabra hipertexto fue Theodor H. Nelson para significar con ello la escritura no lineal. Nelson lideró un proyecto desde 1960, Xanadu, con el objetivo de desarrollar un sistema universal de edición.

Con “hipertexto”, me refiero a una escritura no secuencial, a un texto que bifurca, que permite que el lector elija y que se lea mejor en una pantalla interactiva. De acuerdo con la noción popular, se trata de una serie de bloques de texto conectados entre sí por nexos, que forman diferentes itinerarios para el usuario. (Nelson, H.T. 1988: 225)

Según la RAE define el hipertexto como “el texto que contiene elementos a partir de los cuales se puede acceder a otra información”. De esta definición se podría considerar hipertextos los libros con índice e incluso los diarios impresos.


La Hipertextualidad.




Multimedialidad



El concepto de multimedia en un sentido amplio es tan antiguo como la comunicación humana, ya que al comunicarnos en una charla normal utilizamos sonido y observamos a nuestro interlocutor, por lo que empleamos dos medios distintos: sonido (las palabras) e imagen (la expresión corporal). Igualmente, muchos libros impresos van acompañados de ilustraciones, gráficos, mapas, fotografías, grabados, etc. y la ornamentación de los códices manuscritos medievales ofrece una gran riqueza gráfica debido a sus bellas miniaturas, escenas pictóricas, letras capitales, filigranas y otros elementos decorativos. La iluminación (de iluminare -"dar alumen o alumbre, sulfato" que se ha llegado a confundir etimológicamente con lumen "dar luz") y la miniatura (de miniare "dar minio" que también por error se ha confundido etimológicamente con minus, pequeño) hacen de los códices medievales verdaderas obras multimediales. El verbo griegográphein , significaba indistintamente dibujar o escribir, de ahí surgió el vocablo italianograffiti en donde se confunden escritura y figura y en donde la figura se hace signo, en una completa integración de medios, fusión de imagen y texto. Igual ocurre con los caligramas y los poemas visuales.

Los mapas eran también obras multimedia que entretejían imágenes "vectoriales" y "mapas de bits", además de integrar texto. No en vano, entre las primeras obras multimedia publicadas en soporte CD-ROM se encontraron los Atlas y los mapas interactivos.
Otro claro ejemplo de obras multimedia anteriores a la tecnología electrónica fueron los mosaicos, una excelente muestra de cómo fusionar distintas morfologías y aplicarlas a usos insospechados. Las teselas conforman no sólo las imágenes, sino también el texto. En los mosaicos la escritura no se realiza por medio de los habituales dispositivos de escritura textual y gráfica, sino con un material que aporta tridimensionalidad y que de esta manera conforma la imagen y el texto.


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